Ahí dentro, cuando un pequeño nace, hay un humano.... gestándose...
El acto de crecer y nacer del vientre materno, ha sido el producto de un enorme esfuerzo, concentración y, uso de todos los recursos que la naturaleza nos ha donado.
Cuando el pequeño nace, acaba de pasar por una experiencia sumamente bella aunque difícil y a pesar de los estudiosos, poco comprendida aún. Ha perdido su casa, ya le quedaba pequeña y fue de ella expulsado entonces..., ha debido comenzar a respirar y la primera respiración hiere todo su sistema respiratorio, hecho que lo asusta mucho, además, está el peso de la gravedad: una experiencia nueva; él viene de la liviandad, donde todo lo necesario le es provisto y ha llegado a un medio donde debe comenzar por respirar y por trabajar para obtener su alimento.
Sigue a-pegado al cuerpo materno, es su modo de hacer un lento desprendimiento, es su modo de comenzar el "parirse a sí mismo" tarea en la que estará por lo menos entre 5 y 15 años.
Ese estar apegado al cuerpo de la madre tiene varios sentidos, hablaremos de algunos de los que competen a los niños más pequeñitos:
- El primero es el de cambiar su antigua casa por un objeto que ahora le provee solaz; el seno materno.
- El segundo es el de responder aún a las impresiones del cuerpo materno como estando en duelo por esa pérdida, esto es, el pequeño siente las angustias o alegrías, y hasta algunos de los dolores de la madre, durante sus dos primeros meses de vida. Esto nos enseña que, el acto del nacimiento dura un tiempo mayor que aquel que es percibido por nuestros sentidos.
- El tercer sentido es sobre el modo como el bebé, apoyado en sus padres, continúa su crecimiento, ese crecimiento comenzado un día durante la fecundación como acto de creación y que finalizará el día de su partida definitiva. Nunca dejamos de crecer, físicamente tal vez sí, pero como sujetos...., seguiremos aprendiendo y madurando, ¡siempre....!
El duelo por el estado de ingravidez perdido, se sigue luego, más adelante y supuestamente ya superado este primero, con el duelo por la pérdida del seno materno. Así mismo como la angustia de nacimiento se sigue como modelo el resto de la existencia, digamos que nacer es nuestro primer acto, y que este acto, que no sólo es seguido por otros semejantes, es creador por excelencia y presenta a la vez, angustia, esfuerzo.... concentración.... ¡Es toda una experiencia...! la mayor experiencia de la que podamos tener conocimiento. Por lo tanto, si lo más difícil que hemos hecho es nuestro acto de nacimiento, de esto se sigue también, que estamos en capacidad de superar muchas experiencias, por difíciles que éstas sean, pues ninguna será tan difícil como la experiencia del nacer. Tenemos recursos para vivir, entonces.
Quiero enfatizar en el duelo por la pérdida no sólo de la antigua casa (el vientre materno) sino de la nueva casa (el seno materno).
Nos hemos puesto de acuerdo, según los estudiosos en distintas épocas y disciplinas, según lo que los estudiosos han concluido por el momento, en que el alimento materno durará un año. Al seno, el bebé se "pega", se "apega" como de aquello que representa su antigua casa. El olor de la madre no obstante, según nos enseñaba Françoise Doltó en su libro "Solitude", representa a la madre y es lo que articula, vientre y seno materno para el bebé. Es decir, el bebé se pega al seno porque el olor de la madre, le hace saber que está en casa. Es que el pequeño no tiene aún representación de la imagen de su cuerpo ni mucho menos de la imagen del cuerpo de la madre o de su entorno, ¡el no "ve...."! pero sí percibe, percibe sonidos, calor y frio, amor, tristeza, etc… El no "ve" lo que nosotros vemos, él tendrá que aprender a ver y lo hará, según las palabras que le vayamos dando para nombrar lo percibido. El aprenderá palabras que nombran lo que percibe ya no solo por la vista sino por la escucha, el tacto y no sólo por éstos y los demás sentidos sino también por las experiencias que vaya viviendo. El sentido que le es transmitido a través de las palabras será, finalmente, lo que el "verá", lo que él percibirá y lo que él experimentará. Por eso la importancia del uso adecuado del lenguaje (no sólo pronunciar las palabras adecuadamente, sino hacer uso de palabras adecuadas para nombrar las experiencias) con el pequeño. Por eso la importancia de contarle en que sitio se encuentra, quien lo carga, pedirle permiso incluso para cargarlo, repetirle las palabras papá y mamá... ponerle en palabras las experiencias por las que la familia atraviesa, etc... Haga a su hijo, parte de su familia, hablándole. Todas estas palabras, el lenguaje en general, pero la palabra en particular, ¡sustituirán un día el seno materno....! No en vano se nombre el lenguaje que hablamos, lengua materna...! y con todas las consecuencias que esto conlleva, pues hay lenguajes de lenguajes, en las madres, ¿verdad?
Volvamos al duelo. Es que, se hace duelo, dijimos, por el vientre materno perdido sustituyéndolo por el seno materno, y luego, se hará duelo por el seno materno y lo sustituiremos por las palabras.
Madres, de las que asisten al programa de crecimiento y desarrollo en la E. S. E. Hospital San Rafael, se han estado preguntando: por qué su hijo no come, por qué su hijo no habla... por qué su hijo rechaza el seno, por qué.... en fin. Y hemos encontrado en el trabajo con estas madres que en el duelo por la pérdida del seno, éste no fue sustituido por las palabras; el niño no hace uso adecuado del lenguaje para demandar, para expresar sus deseos, sus necesidades… tampoco los padres le hablaban mucho pues “no entiende…. ¡es tan pequeño!”
En estos días encontramos a J…, un pequeño de 4 años con desnutrición. Fue dirigido al programa que nuestro estado colombiano tiene en Yalí (municipio de Antioquia), para la protección de la infancia, allí van a suministrarle los cuidados necesarios para su recuperación. Pero inicialmente, sus papás estaban asustados, por supuesto. Conversamos mucho entonces. Con su mamá, encontrábamos que el pequeño dejó de comer a los ocho meses de edad, ante el súbito destete: la madre esperaba un nuevo bebé, y la leche comenzaba a hacerle daño al pequeño J…. El niño estaba presente mientras la madre trabajaba en encontrar el origen del malestar del niño. El niño la mira…. En ese momento… de descubrimiento. Y enseguida recibe una galleta que le ofrecieron, se la come y pide más. Una enfermera que pasa en ese momento, le pide galleta, y él quiere darle pero duda mucho, pues también quiere su galleta. Opta por él, y come.
El padre llega, el niño está alegre ahora, está protegido; su papá sabe sobre la experiencia que va a vivir, su papá le habla. La mamá también está más tranquila, está su compañero y éste ha dado el permiso para proteger la vida de su hijo, ella está ahora más segura entonces. ¡Hay alegría en esos rostros…!
¿Qué encontramos entonces, en el origen de esta experiencia de desnutrición?. Un duelo no elaborado por la pérdida del seno materno y en consecuencia un bajo uso del lenguaje para intercambiar con los otros.
Es que uno se pega de los apegos y ¡se da unos golpes….! Al no sustituirlos con la herramienta por excelencia humana, el lenguaje.
En conclusión, Somos el producto de una serie de sustituciones haciéndo metáfora, ¿en qué sustitución, nos hemos quedado, "pegados", bloqueados, cuando de un síntoma analítico (analizable) se trata?
Y todos estos logros, por supuesto, no se hacen sin Amor (Amor con mayúscula, es decir, Amor atravesado por la ética del uso adecuado del lenguaje).
Gracias a J... y a sus padres, por habernos posibilitado con él, esta experiencia en la que aprendemos de nosotros, de los humano en nosotros.
cordialmente,
Margarita Mosquera
Mg. Psicología Clínica
Psicoanálisis
Margarita Mosquera
Mg. Psicología Clínica
Psicoanálisis
Jacques Lacan, La familia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario