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Artículo II: Conclusiones sobre el acto pedagógico.
Desde el psicoanálisis es necesario repensar
el acto pedagógico, la relación entre estudiantes, entre estudiantes y profesor
y de estos con el saber.
El triángulo edípico traducido en la escuela
sería: maestro, alumno, saber.
¿Cómo es la relación de los sujetos implicados
en el acto pedagógico con el saber?.
Esta pregunta nos lleva a formular otras:
-
¿Cuál es la
posición psíquica de cada uno de estos participantes con relación al lugar que
ocupan respecto del saber, y por ende, las relaciones de estas posiciones entre
sí?
-
¿qué posición
es la más recurrente en el acto pedagógico de nuestras instituciones en
Antioquia, y por qué?
-
¿qué de la
violencia social, se transmite como goce, en los participantes en este
triángulo propio del acto pedagógico?
-
Etc.
Por el momento, quiero describir por lo menos,
y brevemente, lo que significa el triángulo en el acto pedagógico para pasar
luego a referirme a lo que son las posiciones psíquicas y probablemente sus
fundamentos.
El triángulo propio del acto pedagógico está
basado en una suposición y en un deseo inconsciente (presente o no en los
participantes del acto pedagógico) con relación al saber.
La suposición es de saber. La suposición de un
sujeto supuesto al saber, un saber desconocido por todos los integrantes del
acto pedagógico hace que éste sujeto al saber de lo inconsciente, no obstante
presente, sea supuesto en alguno de los participantes de este acto.
Generalmente en el profesor, pero también en él o los alumnos más aventajados,
y más adelante, si la universidad lo permite, en los autores creadores, y si
las experiencias de vida ayudan, entonces, el sujeto llegará a captar
finalmente, que el saber está en sí, y es del orden de lo inconsciente.
Esta suposición de saber producida por el
desconocimiento del saber de lo inconsciente, hace que se genere, no solo el
triángulo del acto pedagógico sino una cierta posición respecto del saber.
Triangulo que de otro modo si bien existiría, pero en el que el maestro
ocuparía otro lugar, quizá como administrador, protector, cuidador, más uno
diríamos en psicoanálisis, del acto pedagógico.
Antes de hablar de estas posiciones me
referiré al deseo inconsciente, antes mencionado.
Lo inconsciente repite, tiende, lee, se
modifica también. Esto que lo inconsciente repite, dice no sólo de un impase en
el sujeto (síntoma) causado por sus experiencias de frustración y los impases
en el desarrollo psíquico, sino también de la tendencia (deseo) del sujeto en
la búsqueda de sus satisfacciones y la reintegración, reconstitución, relectura
de sus experiencias de frustración.
Lo inconsciente es un saber y es de alta
inteligencia, lo inconsciente, crea, repite, lee, interpreta, a la velocidad de
cualquiera otro de los automatismos biológicos. Es la fuente y el motor de
todas nuestras decisiones vitales, y actos del diario vivir.
Un sujeto de satisfacción oral por ejemplo,
sin mayores impases en su desarrollo, seguramente buscará convertirse en un
orador, en un músico, etc. Y el mismo sujeto con impases, seguramente caerá en
la adicción oral (droga, alcohol, tabaco, vocabulario soez etc.) Esto de impase
o avance en el desarrollo dice entonces de la posición del sujeto respecto del
saber.
Un sujeto de satisfacción anal, seguramente
buscará oficios ruidosos, el músico de batería, el motociclista, el escultor,
etc…, el mismo sujeto con dificultades psíquicas a este nivel presentará otro
tipo de adicciones, violencia, milicia, etc.
Un sujeto de satisfacción fálica, buscará
oficios de poder, y si tiene impases en sus desarrollos, el modo como ejerce su
oficio, también estará en conflicto.
Un sujeto de satisfacción escópica, buscará
oficios relacionados con la mirada, la pintura en cualquiera de sus formas, los
videos y filmes, etc. El mismo sujeto con dificultades psíquicas en su
desarrollo, se dejará atravesar por síntomas, y patologías a nivel de
pensamiento por ejemplo, como interpretaciones y críticas respecto de los otros
y de él hacia los otros, será muy susceptible a la crítica, al juicio, etc.
Un sujeto con satisfacción auditiva, llegará a
gustar de la música por ejemplo, y querrá por oficio pensamientos teóricos que
lo relacionen con la escucha. Un impase a este nivel así como en los otros,
pues este nivel condensa a todos los anteriores, generará distintas patologías
relacionadas con lo oído.
La tendencia del sujeto en cada uno de estas
satisfacciones está presa de los accidentes del desarrollo psíquico, de las
experiencias traumáticas que el sujeto haya sufrido y por supuesto de su
relación con el saber y los demás significantes amo.
La tendencia del sujeto en general está basada
en tres áreas así: gustar de, amar:
Saber
Tener
Poder
Estas tres áreas si hacemos frases con ellas,
se mezclan y desmezclan en trenza, es lo que acontece en el acto analítico
llevado a su término.
Saber tener poder, tener saber poder, poder
saber tener, tener poder saber, saber tener poder, saber poder tener, saber….,
etc.
Cada una de esas mezclas y desmezclas, jamás
es definitiva en un sujeto humano aunque ciertamente hay una tendencia.
Esta tendencia así entendida sumada a las
experiencias psíquicas vitales, genera una posición del sujeto respeto del
saber, del poder, y del tener.
Esta posición la podríamos describir de manera
simple, así: El sujeto está por encima del saber, está por debajo del saber, o
está a la altura del saber. Así mismo con relación al tener y al poder. Estar a
la altura del saber, no es saber tanto como el saber al que se dedica un sujeto
sabe, sino la escucha de lo inconsciente en sí, que ese saber le procura, en
aras de avanzar con y ese saber al que se consagra. Es decir, el saber (el
cumulo de teoría que una determinada disciplina haya obtenido en el transcurso
de las generaciones) tampoco sabe y ha sido producido en sus puntos más
importantes, justamente por el saber de lo inconsciente. Allí donde el creador
de un saber presenta un impase y lo escucha y lo analiza y se deja atravesar
por éste, allí es donde el creador de un saber comienza su creación. Estar por
debajo del saber es creer genera una posición de impotencia y de inhibición
respecto del saber mismo y de aquel a quien se le supone ese saber, ese y otro
saber. Estar por encima del saber es creer que se lo tiene, creer que realmente
sabe. Ambas posiciones últimas, son nefastas en el acto educativo y de
aprendizaje, pero paradójicamente, nefastas y todo, son las que más se estilan
en las instituciones educativas.
En el acto pedagógico podemos encontrar
entonces, sujetos a los que el saber les interesa después del tener y del
poder. El saber está de su lado por el poder y el tener que pueda ofrecerles.
Otros sujetos en su posición respecto del saber estarán interesados por el
saber en segunda o primera instancia. El saber les interesa porque quieren
entender, comprender, y luego de ello, saber hacer, y más allá con ello
igualmente ganarse la vida como un deseo de vivir, más allá de la situación
económica. Esto es lo real. Nuestras poblaciones a partir de las políticas
económicas en general están por otras vías: Creen que el tener, es decir lo
económico es el motor de la vida, es decir, del poder en segunda instancia y
del saber de últimas. Lo que menos les interesa en realidad, es saber. Una
buena pregunta sería. ¿Por qué? ¿Qué es lo que el sujeto humano, el sujeto de
lo inconsciente, no quiere saber?
Esto genera además de las relaciones con las
experiencias del desarrollo a nivel vital y psíquico, decíamos ya, posiciones:
por debajo de, por encima de, en igualdad con.
Los alumnos que suponen un saber en el
maestro, estarán supeditados a lo que el maestro sabe. No indagarán por sí
mismos, no se ocuparan de su propia formación. Esta posición se ve acrecentada
por un profesor cuya posición respecto del saber es como teniéndolo, él es el
poseedor del saber. Este tipo de posición se da, no necesariamente por el
profesor mismo, sino por los modos de evaluación que se estilan en las
instituciones educativas y por supuesto modos de goce a los que el profesor se
engancha o no. Esta posición de amo-esclavo, es acrecentada además por factores
sociales: padres-hijos, marido-mujer, patrón-empleado, adulto-niño,
ricos-pobres, clase alta-clase baja, poseedores y desposeídos, desarrollados-subdesarrollados, etc.
Relaciones de poder que se gestan por las políticas económicas y crean en los
medios sociales, mentalidades producidas entonces, culturalmente por una región
determinada. Es como se dice, no es lo mismo hacer de mujer profesional en una
cultura oriental, estados árabes por ejemplo, y una región occidental, como
tampoco en el mismo occidente, hacer de mujer profesional en europa que en
Latinoamérica. Son distancias enormes creadas por las culturas mismas. Eso de
país desarrollado y de país subdesarrollado es una imaginería y fantasma
cultural, propio de todas las regiones del planeta y a las que todas las
regiones responden y “creen” y crean, fantasmas fatídicos que entorpecen la
vida.
Estas posiciones del sujeto respecto del
significante amo, generan ciertos discursos: analizables, observables,
identificables, tales como: el discurso de la histérica, del amo, de la
universidad, del capitalismo, y por supuesto el del analista.
Discursos en los que las distintas posiciones
del sujeto de lo inconsciente, respecto de los significantes amo (saber, tener,
poder), presenta.
La pregunta última a la que nos lleva este
pequeño discurrir sobre estos términos, sería, la ética del acto pedagógico.
Pero y por sobre todo, la ética de la práctica y de la formación de los
educadores.
Es de todos sabidos ahora, que la universidad
es un espacio que tiende a modificarse totalmente y que las universidades en la
forma clásica de impartir conocimientos, están en periodo de extinción. La
universidad va a atravesar sus propios fantasmas y tendrá que alcanzar el
momento del que hablaba Lacan, de la edad media: Allí cuando de vecino en
vecino o de taller en taller simplemente, alguien preguntaba cómo escribir tal
letra o tal número, como aprender un arte, un oficio, etc. Y entre todos de ese
modo, se fue construyendo no solo el lenguaje (la escritura) que ahora tenemos,
sino los conocimientos básicos de todas las áreas del conocimiento. Luego la
industrialización hizo sus divisiones y demás percances, con sus ventajas y
desventajas.
El sujeto humano por derecho propio ha de
encontrar las herramientas para indagar y formarse él mismo, de manera certera
en los oficios que lo eligen por su historia de vida y nivel de satisfacciones,
y a aportar a la cultura desde su propio deseo (que es inconsciente) y no desde
la necesidad económicas o de estatus social y/o político, formas éstas últimas
propias del discurso de la “apariencia” es decir de la satisfacción de la
mirada, del que se pone a ser visto y a ver, que están poniendo en riesgo la
viabilidad misma de la cultura.
3-XI-2013
Itagüí, Antioquia, Colombia
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